Porque se deja caer del calor que derrocha el cuerpo de la conversación y se amolda a lo que queremos sentir.
No es que seas de el Y menos de nadie No te dejes adueñarte No es así No tu persona Volas y te encanta Dejate ser. G.
De esta manera el principito, a pesar de la buena voluntad de su amor, había llegado a dudar de ella. Había tomado en serio palabras sin importancia y se sentía desgraciado.